El cuerpo en el siglo XXI - Qué dice el psicoanálisis
Boletín
preparatorio
Este
boletín está pensado para recoger reflexiones, elaboraciones o preguntas en
torno al tema que nos convoca en esta nuestra primera Jornada de Sede, que
contribuyan a estimular el diálogo y la puesta al día y en común de las
referencias esenciales en torno a la problemática del cuerpo para el
psicoanalisis. Adicionalmente, funcionará como marco preparatorio para la
elaboración de las referencias a trabajar de cara al VI ENAPOL. Alentamos a
todos los miembros y asociados de la Sede Caracas a intervenir activamente acá
y en Bordes, boletín preparatorio para el VI ENAPOL, cuyo editorial y
condiciones de contribución reproducimos acá.
Editorial
El
tema que nos convoca este año es Hablar con el cuerpo. Las crisis de las normas
y la agitación de lo real, tema que proponemos abordar ó a-bordar, justamente
desde los distintos aspectos que lo circunscriben. Es trazar conexiones entre
lo íntimo y lo exterior, aproximarse a la proyección de lo éxtimo, conocer sus
envoltorios. Es abordar los espacios del cuerpo y sus límites reales,
simbólicos o imaginarios, y a partir de ello, emprender su bordado borromeo.
Los
analistas heredamos el corte que Freud instauró entre el objeto y la pulsión.
Corte entre las satisfacciones y sus condiciones, entre la sexualidad y el
objeto, entre el sujeto y la representación. De Freud también heredamos la
escucha de los padecimientos del cuerpo de las histéricas. Las distintas épocas
han configurado escenarios distintos al cuerpo.
Como psicoanalistas nos interrogamos sobre este entrecruzamiento entre
cuerpo y subjetividad, es por ello que desde BORDES invitamos con entusiasmo a
todos nuestro colegas a participar, aportando reflexiones y/o elaboraciones a
partir de comentarios de textos, investigaciones clínicas o apreciaciones desde
el arte: ora desde el cine, el cuerpo en la danza, la arquitectura orgánica, el
vínculo entre cuerpo y pintura, poesía, o en las mutaciones del arte
contemporáneo.
Esperando
sus (a)bordajes….
Editores:
Ruth Hernández Boscán
Johnny Gavlovski E.
Los
aportes recibidos estarán enmarcados en alguna de las siguientes secciones:
Al
borde del decir: ¿Cuál es la respuesta del psicoanálisis ante los distintos
modos de corporificación de los síntomas que suelen escapar del desciframiento
del inconsciente? ¿Cómo se manifiesta lo
real enmudecido, sin una escritura significante que bordee, cubra o signifique ese cuerpo? Desde las
patologías actuales y bajos las formas propias de nuestros contextos actuales,
en las que nos topamos con acting out, toxicomanías, violencia, cuerpos
marcados, hasta la diversidad de parejas sexuales en la hipermodernidad. El
cuerpo sin palabras de la tecnociencia.
Bordes
movedizos: ¿Cómo el psicoanálisis nos permite lidiar clínicamente con la
orfandad del padre en las estructuras clínicas sin extraviarnos en el terreno
movedizo de los diagnósticos de tipo "borderline".
Al
borde de la infancia: los diversos tratamientos y definiciones que van tomando
al niño como objeto, atrapan su cuerpo. ¿Cómo se relacionan con el cuerpo los
niños silenciosos, los "mudos", con movimientos corporales
estereotipados o por objetos de los cuales no logran apartarse? Compete a los
psicoanalistas abordar la modificación progresiva de la infancia bajo los
efectos de la publicidad, la medicalización, las diversas pedagogías que van
cambiando según la ideología de moda, los efectos de la lobalización en la
constitución subjetiva.
a-bordando:
Sobre algunos de los problemas relativos al arte y al artista, el abordaje
psicoanalítico proporciona una información satisfactoria; otros se le escapan
por completo. S. Freud (1913). Algunos se contentan con mirar una obra de arte,
otros intentan comprenderla. ¿De qué manera el arte se hace presente en los
sujetos? ¿Qué efecto tiene el arte contemporáneo en la subjetivación del
cuerpo? ¿Qué transformaciones tiene el
cuerpo en el arte actual? ¿Qué podemos decir los analistas cuando nos dejamos
atrapar por el enigma que la obra de arte provoca?
Formato
de presentación:
Las
contribuciones deberán tener el siguiente formato:
Tipografía:
ARIAL 12 pts.
Extensión:
Máximo 4000 caracteres (sin espacios)
Enviar
a Ruth Hernández (ruth.hernandez@gmail.com) y Johnny Gavlovski
(gavlo7@yahoo.es).
Comité
organizador BORDES: Piedad Ortega de Spurrier, Marcela Almanza, Elida Ganoza,
Johnny Gavlovski E., Ruth Hernández
La contribución nos la envía Johnny Gavlovski.
En ella toma un comentario de Lacan
referido por Laurent a la obra escrita por Helen Cisoux acerca de cómo las
repeticiones dominan a los actores y nos invita a pensar en el cuerpo del
texto, al teatro. El goce propio del actor como rector en el plano actoral,
puesto en escena, enganchado al personaje que representa. Una mirada desde el psicoanálisis
a partir de la histeria, estructura clave en este debate y muchas preguntas
alrededor sobre ciertas actuaciones de los actores principales de la obra que
parecieran no identificarse a los personajes representados o como lo refieren
en el texto “no encajar en la boca de quien lo dice”.
COMENTARIOS SOBRE LA OBSERVACION DE LACAN
ACERCA DEL “RETRATO DE DORA” de Helene Cisoux.-
Johnny
Gavlovski
Cuando
Laurent en el Argumento hace referencia a Le Portrait de Dora, de Hélène
Cixous, señala cómo Lacan explica "Quiero decir que la realidad –de las
repeticiones, por ejemplo– es a fin de cuentas lo que ha dominado a los
actores".
Es
importante aclarar que en francés, a los ensayos de teatro se les llama:
“repeticiones”. Pero, ¿se trata de repetir en el sentido freudiano del término?
No, se trata de ensayar. ¿Y qué es esto? Se repiten las escenas, con vistas a
que el actor/la actriz se aprenda el texto unido al cuerpo, al movimiento
corporal. Y eso no siempre pasa. A veces hay dificultad. Como decía Joyce: “lo
importante es que la palabra encaje en la boca de quien lo dice” y eso, no
siempre sucede. El actor debe buscar cómo decir el texto. El bien decir del
mismo; y luego, apropiarse éste, es decir, hacerlo suyo. ¿Qué quiere decir
esto? Poder incorporarlo a su cuerpo, a ese cuerpo que tiene, para poder
“saber-hacer” otro cuerpo: el cuerpo del personaje. Darle consistencia
imaginaria. Mientras esto no se logra, no hay interpretación actoral. No deja
de ser el actor que repite-balbucea un texto. Como el actor que hace de Freud o
la actriz que hace de Dora en la referida obra. El actor inhibido o el que es
incapaz de representar otra cosa que no sea a sí mismo. En cambio, el actor que
se permite buscar otra consistencia, entregarse para dejarse parasitar por ese otro
llamado personaje, ahí algo ocurre. Eso es lo que se llama búsqueda del
personaje. Un otro a quien se le presta en primera instancia el propio cuerpo
a…..a’ Y cuando el actor le da el cuerpo
al personaje, le entrega uno ya cizallado por el significante, el cuerpo de la
histeria.
Pero
hay algo más. Lacan nos dice: “A lo imaginario y a lo simbólico, es decir cosas
que son muy extranjeras la una y la otra, lo real aporta el elemento que puede
mantenerlas juntas.”(1)
Obviamente,
es el goce del actor que se engancha con esta situación. Desde allí propongo
entender la apreciación de Lacan: "Quiero decir que la realidad –de los
ensayos, por ejemplo– es a fin de cuentas lo que ha dominado a los
actores". Lo que los domina, es su propio goce, ese “plus que agrega a la
consistencia imaginaria del cuerpo del personaje y el hueco estructural
consecutivo a la falta de significante en el Otro” (2) que, en este caso, es
más patente cuanto que ese Otro es el dramaturgo, de quién nunca se sabrá qué
quiso escribir, o del director, que no siempre dice lo que intenta hacer en su
mise en scene, puesta en escena o mejor dicho, puesta en acto de un texto sobre
la escena.
Para
mi esto es lo que viene a explicar lo que Eric Laurent nos dice al escribir:
... Está pues realizada de una forma tal que lo que dominó a los actores no fue
el texto sino la pragmática misma del decir. Eso ayuda a desprenderse de la
idea de que el significante organiza un texto que organiza a los actores. Allí
son más bien los actores quienes realizan el texto. "Se trata de la
histeria", subraya, en ese espectáculo
La
histeria en tanto organiza el texto para
el Otro, la histeria en cuanto lazo. Pero también habría que decir histeria en
cuanto:
1.-
Identificación histérica, en tanto identificarse con el síntoma del Otro, por
participación. (Argumento, apartado Síntoma e identificación)
2.-
En cuanto que darle un cuerpo a un personaje es de entrada, darle un cuerpo
cizallado por el significante, y si de algo sabe el actor es de eso, servirse
de la histeria, para lograr eso. (Argumento, apartado: Lo mismo y el cuerpo de
lo real)
Laurent
cita a Lacan cuando señala que: … entre los actores la que no interpreta a Dora
está muy incómoda [embarrassée]. "No muestra todas sus virtudes de
histérica". Hay que destacar el término virtudes. El actor que interpreta
a Freud está aún más incómodo, tiene un aspecto muy fastidiado, "eso se ve
en su rendimiento". Lacan dice: "Tenemos allí la histeria […] que
podría llamar incompleta. Quiero decir que la histeria siempre es dos, en fin,
desde Freud
¿Cómo
entender esto? La que no-hace a Dora esta incómoda. El que interpreta a Freud
está fastidiado. La pregunta es: ¿realmente interpretan? ¿Realmente se han
colocado en el a’ ? ¿O permanecen en si-mismos, inmersos en el goce que les implica
la incomodidad y el fastidio?
En
algún lugar de los “Estudios sobre la Histeria”, Freud señala que traduce los
“no sé” del paciente por “no quiero saber”, y el fastidio por “no querer
hacer”. En última instancia, la no-Dora y el incómodo Freud, no son lo
suficientemente histéricos, no hacen vínculo ni con los otros actores, ni con
el público (léase los textos de Freud sobre el teatro donde señala la
identificación del espectador con el actor). ¿Quizás esta no-Dora y el
fastidiado actor sean un ejemplo de la belle indifférence? ¿Serán muestra de
esta tal histeria incompleta de la que habla Lacan?
Notas:
(1) Lacan, J p. 132 Sem. XXIII.
(2) Portillo, R El sinthome, acontecimiento del
cuerpo
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